¡TERREMOTO!

¡¡Gente!!¡¡Ha habido un terremoto!! Las estructuras se han derrumbado, los techos se han caído sobre nuestras cabezas. Hemos sido víctimas de nuestra falta de diligencia. Nuestras casas que ineptamente habíamos comenzado a reconstruir, exageradamente lento, no han alcanzado a endurecer las mezclas de sus yesos.

Los cerros de tierra multicolor se han venido abajo y hemos descubierto la eterna flojera del chileno por no reparar a tiempo lo reparable y no prevenir lo prevenible. Ha habido un terremoto, y todo el mundo lo sabe, menos nosotros. Nuestra actitud hacia la prevención es una burla, un engaño y una mentira. Los sistemas colapsaron, y nos vemos enfrentados a un duro proceso de reconstrucción. No aceptamos que es nuestra forma de pensar que nos ha pasado la cuenta, no aseguramos ni apuntalamos nuestros dinteles, no revisamos nuestros marcos, no aceptamos que somos débiles, flojos y descuidados. Crecemos con igualdad hacia una sociedad de plástico, sin sentimientos y creemos ciegamente que una cosa es segura: la actitud del chileno, es siempre siempre solidaria. Preferimos poner parches taiwaneses, a fisuras de siglos irresponsables, descuidados y callados. No entendemos nada, exageramos la destrucción y nos sentimos orgullosos de ello. ¡¡Somos los líderes mundiales en terremotos!!

Cada dos años podemos lamentar catástrofes para luego rebosar de alegría por la ayuda que enviamos (¡Que buenos somos ayudando!). Nos abrazamos y tomamos las manos al construir una media agua para una familia que se ha quedado sin hogar, luego los olvidamos, los abandonamos y hasta los criticamos. Gastamos miles y millones de pesos desembolsando dinero que no nos pertenece, para pagar nuestro impuesto a la catástrofe, nuestro derecho a morir aplastado, ahogado, de un ataque o de susto. Creemos firmememente que porque ha habido un terremoto nuestras autoridades nos ayudarán, cumplirán sus promesas, y viviremos en la eterna ignorancia hasta que un nuevo episodio trágico nos haga abrir los ojos.

Juramos, ciegos, sordos y mudos que viene un gran gran terremoto, y que tenemos que estar preparados para ello, pero no importa si vivimos más o menos antes de que venga. Hay que sobrevivir, luchar, y sacrificar, para que cuando llegue el momento determinado podamos morir tranquilos y extenuados por haber hecho lo posible para que no hablen mal de nosotros.

Seguimos construyendo muros de goma eva, como dijo un compañero de carrera. Nos encanta sentir miedo, y decir una vez más que somos el país más sísmico, y sin duda el menos previsor. ¡Envíen ayuda! Que si nos sobra, la guardamos y la devolvemos cuando haya otra catastrofe, una que nos haga olvidarnos un poco más de nosotros mismos y nos haga pensar que somos un poquito más débiles.


Saludos, webonautas…

IROHINDLE.