SALIDA...

Inicié un viaje de placer, solo de placer. Uno que no me daba hace…si…AÑOS. No conocía de paseos, vacaciones, viajes o momentos contemplativos extensos y variados. No sabía de eso, de compartir con alguien el ocio, o simplemente el desaburrimiento por hacer simplemente nada. Y no es que el hacer nada sea malo, en el fondo, supe siempre que estaba dando un respiro a mi alma recortada de recuerdos estivales. No sabía que eso volvería de nuevo, o más bien no creía posible que fuera así. Hoy, ya egresado (momento en el que pienso “¿Y eso era todo?”), disfrute de un vaso de rico brebaje, sentado frente al sol poniente, con sabor a sal en los labios y la lengua empalagosa por no beber agua dulce, solo sintéticas, aunque no menos exquisita. Me pregunté mucho, por qué todo sabe más rico en la playa, me di cuenta de que compartí con gente que es de mi mundo, que no soy tan foráneo como pensaba, y que puedo llegar a estimar un lugar que no es el mío, pero que ofrece todo, todo, para estar feliz, al menos tres días. Me encantaría tener una casa en la playa, y vivir de ella, por ella y para ella. Sí mis sociables, había viento, mucho viento, la arenilla se levantaba por sobre las superficies rocosas de la península, y las golpeaba contra mi cuerpo, y no era desagradable.

Las aguas de la pequeña bahía, fueron siempre apacibles, siempre cálidas y siempre un placer de sentir. El fondo marino, como de cajita de párvulo, siempre novedoso, claro, nítido y alucinante. Lleno de sorpresas, y tesoros escondidos.

Hermosa playa, lindo lugar, linda compañía, lindos amigos, amistades y conocidos. Campamento, a tomar desayuno con pan y fruta verde preferida (la preferencia es la combinación de los dos), playa, arena y sol, más tarde comer una colación, queque, chocolate o krizpo según la ocasión, un almuerzo, empanadas de pescado, o jaiva-queso, un poco de verdura, acompañamiento abutagante, y siempre siempre, la mejor compañía, quien me cuida, me respeta, me persigue para extremar los cuidados de un cuerpo rebelde pero comprensivo, quien me hace reír, y quien me canta una canción algo reconocible para dormir, a quien veo al despertar y a quien siento respirar cerca, muy cerca. Luego, la siesta reponedora, un regaloneo sin igual u obligatorio por el tiempo de estadía, luego playa, de nuevo, más agua salada que hidrata y alimenta mi espíritu, arena y más sol, más tarde, a la once junto al mar, un poquito de bebida quizás, un pan exquisito, alguna golosina dañina, como previa para el asado rico con parrilla improvisada. Se prepara el campamento para un humo con aroma conocido. Se come, se bebe, se rie, se pasa bien, se cuentan historias (“un dato freack, quizás…si estuve leyendo harto para el momento”)…cariño, familia, amor, compartir, disfrutar, vacacionar….vivir. No me canso de pedir a la naturaleza después de agradecerle y ella no se cansa de darme, es inagotable, eterna e infinita.

Saludos webonautas, saludos para ti mi beba lemda, saludos para todos!!!

IROHINDLE.

Foto: Chanavayita, gentileza de http://www.flickr.com