Escribir con la amargura de un error cometido no es señal de un buen regreso a las pistas bloggeras. Escribir sobre el teclado con ansias de que las cosas puedan ser distintas no me garantiza sentirme mejor después de haber destruido años de confianza, amistad y amor. Escribir pensando en que es la única forma de decirle a alguien lo que siento, no me da ni el más mínimo ápice de consuelo para mi autoestima aportillada, tambaleante y mancillada.
Saber que no sé, o ignorar qué he provocado tampoco me hará sentir de distinta forma. Y este ejercicio de solo hacerlo consciente resistirá cualquier análisis posterior, de forma repetitiva, por el resto de mi vida. Dañar a otro, nunca lo pensé; ni menos apuñalar lenta y dolorosamente la figura de confianza y entrega total que me enseñaste durante todo este tiempo. Mi culpa y arrepentimiento, si fueran combustibles, servirían para hacer arder el universo por la eternidad, con la seguridad de que ningún evento cósmico conocido o desconocido pudiera apagar miles de millones de explosiones que se suceden dentro de mi corazón cada 1 segundo, cada 24 horas, cada una semana…toda la vida.
Saber que no sé, o ignorar qué he provocado tampoco me hará sentir de distinta forma. Y este ejercicio de solo hacerlo consciente resistirá cualquier análisis posterior, de forma repetitiva, por el resto de mi vida. Dañar a otro, nunca lo pensé; ni menos apuñalar lenta y dolorosamente la figura de confianza y entrega total que me enseñaste durante todo este tiempo. Mi culpa y arrepentimiento, si fueran combustibles, servirían para hacer arder el universo por la eternidad, con la seguridad de que ningún evento cósmico conocido o desconocido pudiera apagar miles de millones de explosiones que se suceden dentro de mi corazón cada 1 segundo, cada 24 horas, cada una semana…toda la vida.
Esto duele, esto hiere, esto mata y esto soy yo. Sin rumbo conocido, sin destino avisado, sin poder decir lo que siento y me gustaría. Despreciado como el peor de los eventos de la historia, como el peor de los asesinos, como lejos la mayor escoria patética que camina sin ojos a un abismo sin fondo, pero que lo merece sobre quienes alimentaron sus ansias de aceptación, cariño y futuro. Soy un desconocido, peligroso, armado, sin piedad, dispuesto a nada, pero a todo, para poder vivir tranquilo. No conozco la tranquilidad, desde ahora. Desde ahora, no me rio, no disfruto, no sueño, no siento, no vivo, no amo, no quiero, no estimo, nada. Soy lo que soy…nadie, y yo. Mi nadie, que no siente como se sabe, y mi yo que no sabe cómo se siente. Ambos, sin rumbo, vacilantes, desorientados, perdidos y vivos por inercia. Esa misma inercia, que me lleva seguir por un camino ciego, oscuro y absoluto. La misma fuerza física que me entrega impulso constante, sin energía propia. Lo entiendo, es lo que debo vivir, es lo que sucede cuando se destruye algo, sabiendo que no hay remedio para mejorarlo, pero soñando hacerlo. Soñando vivir como antes, vivir en lo absoluto y soñar en lo infinito. Creer en mi…alguna vez? Quizás…
2 comentarios:
WOW...qué palabras más crueles para ti...desde ti. Todas las personas cometemos errores en la vida...ya ves...lo importante es seguir
adelante de la mejor manera posible, enfrentando la realidad.
Ouch...cuanto dolor en tus palabras, a pesar de los errores que todos cometemos en la vida...es necesario seguir adelante, confiados en que no nos volveremos a equivocar. lo importante es tomar decisiones que nos lleven a ser cada día más felices.
Publicar un comentario